Gran Inauguración!!!!
Amigos queridos:
Gracias al insomnio, esta madrugada decidí comenzar con algo de lo que mucha gente ya tiene y usa. Drogas? neeeh. Me refiero a esta madre que se llama MUCHI FOREVER.
Por qué Muchi? Ya se irán enterando. Por qué quiero compartir cosas con ustedes? Pues... quizá la edad me está empezando a indicar que aquel libro de anecdotas de mi vida es una remota posibilidad y que prefiero que alguien ocioso termine por aqui, con sus reflexiones o con jalones de oreja.
Para la primera entrega elegí el texto de mi mejor amigo, quien murió ya hace casi 9 años, Eduardo Neri Chaires. Me gustaría que leyeran lo que transcribí de un fax que él me mando por ahí de 1991 ó 92, y que gira en torno a una palabra que él y yo usamos (y mucha gente después trató de imitar, pero sin el acento y la cadencia para pronunciarla, y menos han sabido darle connotaciones exactas): LA ÉXITA:
De la Éxita
Eduardo Neri Chaires (1963-1997)
Había una vez algo que se llamaba la Éxita. La Éxita era (y es) una cosa muy importante, profundo anhelo y suspiro de toda la Humanidad.
El origen de la Éxita es incierto.
Hay dos hipótesis sobre su aparición. La primera afirma que la Éxita está entre nosotros desde el día en que una loca desmecatada terminó de armar un rompecabezas y gritó, extasiada, “¡Éxita! ¡Éxita!”, mientras sus amigochas le replicaban: “¡Más Éxita! ¡Más!”
La segunda teoría –de mayor apego a la historia universal y por ello algo más digna de crédito-, informa que el séptimo día de la Creación Dios miró su obra, y vio la Bóveda Celeste y las Estrellas, y el Sol y la Luna, y la Mar y las Montañas, y el Desierto y la Selva, y el Pez y el Reptil, y el Oso y el Gusano, y el Insecto y el Hombre, y se dijo, bendiciendo con voz tonante que retumbó por todas las Esferas del Universo: “¡Éxita!” (Es por ello que entre algunas sectas de origen hebraico, como los esenios seguidores de Jehová, el Día del Señor o Domingo se conoce también como Dies Éxita Dei, o sea “El Día de la Éxita de Dios”)
Se ignora cuál de ambas teorías sea más cercana a la verdad. Desde luego, no se pone en duda la Éxita que tuvo, en sí, el mero fenómeno de la Creación divina, y tal vez por ello sea aquella la hipótesis que cuenta con el mayor número de votos entre los fieles e infieles. Pero como investigadores que somos de los hechos mundanos, es menester impulsar espíritu científico, y por ello aquí se proporcionará una breve discusión fenomenológica de los exiticios orígenes.
Para este fin, resulta muy pertinente señalar la existencia de dos elementos en la realidad tangible que arrojan luz sobre el asunto, específicamente a favor del divino origen de la Éxita, origen que –de comprobarse- la homologaría con las otras frases célebres pronunciadas por Dios mismo durante la Creación. (En consecuencia, uno podría decir, al evocar el Génesis bíblico, cosas como “Fiat Lux”, “Creced y multiplicaos”, “Éxita”, “En el principio fue el caos”, “Glory!”, “Más Glory!” y otras proclamas por el estilo.)
Bueno. El primero de tales elementos es la Dinosauria.
La Dinosauria surgió en el Valle de México hacia fines del siglo XX, a la sombra del Auditorio Nacional. Se trata de algo indefinible, que no se puede percibir como no sea por medios tangenciales, del mismo modo que aún nos resulta imposible ver los átomos mediante un microscopio electrónico –por potente que éste sea- debido a que el microscopio en si también está hecho de átomos. Parafraseando a Proust, valdría decir que él mismo es el terreno donde ha de buscar.
Así pues, la Dinosauria no es perceptible mediante los ordinarios sentidos de los mortales. Por esa razón, si insistimos en saber qué cosa es la Dinosauria será necesario mirar unos anuncios espectaculares convenientemente distribuidos por diversos rumbos de la Ciudad de México; tales anuncios recogen –muy miserablemente, por cierto- un pálido reflejo de la Dinosauria, un jirón de su sombra, un ápice de su impronta magnífica. Pese a ello, en esos letreros se puede percibir una verde silueta con fondo rosa (!!!!), en matices y colores que nos demuestran, al instante, la profunda relación que existe entre la divina Éxita y la Dinosauria.
Porque es evidente que la Dinosauria antecedió a la Éxita en el proceso de la Creación. Todos sabemos que los dinosaurios aparecieron en la Tierra antes que el Hombre, ¿no? Y entonces y por lo tanto la Dinosauria fue uno de los elementos del paisaje que inspiraron a Dios el Séptimo Día, para lanzar aquella su ya tan famosa frase, que tanto gusta: “¡Éxita!”
El otro elemento, que llega a opacar a la Dinosauria como prueba irrefutable de la existencia de la Éxita, se yergue ante nosotros más poderoso y amenazante, festoneado de tremendos augurios siniestros. Nos referimos a la Antiéxita.
Pues en el vaivén de la balanza ha quedado demostrado que la Éxita propugna por el equilibrio, en tanto que la Antiéxita (no confundir con la Fracasa) impulsa al movimiento sin concierto, al deterioro, a la entropía, a la licuefacción desenfrenada, a la eterna prolongación de sí misma, y –en tres palabras- a la Antiéxita.
Ominosa y taimada, la Antiéxita se ha consagrado como aquella fuerza negativa que proviene de los abismos del Maligno. Incluso se ha escrito una Ópera (prima ella de la Éxita, así como la Biblia y la Torá, de quienes luego hablaremos) al respecto; en ella aparece una soprana que personifica al Maligno mientras canta lamentándose desde el Averno, esquina con Monte Erebo, “¡Antiéxita!”, al ver la Éxita de la Creación.
Desde entonces, ambas fuerzas portentosas luchan por obtener el dominio de la mente humana. En todo el curso del Universo se escuchan las voces: “¡Éxita!”, “¡Antiéxita!”
(Texto inconcluso... ¡Antiéxita!)
3 Comments:
Pues yo nada mas me ¨excito¨ de saber que tendrás un blog que será un ¨éxito¨
Vaya que es grato saber que tienes tan genial ángel de la guarda :)
hola tendrás las fechas de nacimiento y/o muerte de Eduardo Neri Chaires, se que sus cenizas estan en la capilla de San Felipe de Jesús o es la Iglesia ¿'
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