MUCHI FOREVER
BEAUCOUP DE JOTTERIE POUR TOUTES LES ÂGES!!!!
Acerca de mí
- Nombre: Señorito Muchi
- Ubicación: Mexico
Soy un tipejo bastante raro. Encantador pero al mismo tiempo insoportable; muy sociable o asquerosamente hermético; amoroso y también jijo de la tiznada. Estudié como todos (todos los que no son "guebones"), me "lisensié" en Relaciones Internacionales por la UNAM en 1989 cosa que me ha servido de muy poco profesionalmente, vivo sólo desde 1990, pasé nueve maravillosos meses en Inglaterra lavando platos y tendiendo camas cuando tenía 22 años. Radiero (me caga la expresión comunicador), esforzado promotor de cosas que nadie quiere oir, orgulloso padre de dos gatas de 15 años, fumador empedernido, alcoholico en rehabilitación, voyeurista exquisito, fan del soccer y todo lo que implica, narrador retirado "a la fuerza". Y muchas otras cosas más...
lunes, marzo 26, 2007
domingo, marzo 18, 2007

Con dedicatoria para quienes decían que es un pobre niño caguengue.
Etiquetas: Mi futuro marido Daniel Radcliffe Alvarez
sábado, marzo 17, 2007
Ya que va a empezar la Primavera...
La consagración de la primavera
Escenas de la Rusia pagana
La consagración de la primavera de Stravinsky pertenece a esa clase de producciones artísticas que, gracias a su significado, se acercan dramáticamente al término de “manifiesto creativo”. En esta música no sólo se encuentran enormes contradicciones estéticas –como infinidad de críticos han señalado, quizá para despejar a la obra de sus “rudas virtudes”- sino también lo que vino a materializarse en un nuevo sistema de lenguaje musical. Debido a ello, La consagración... ha ejercido una enorme influencia en la transformación de lo que fueron las tendencias sonoras en las postrimerías del siglo XIX junto a lo que estalló (musicalmente hablando) en todo el siglo XX.
Las Escenas de la Rusia pagana, como Stravinsky gustaba llamar a su obra, fueron creadas en la época anterior a ese enorme vendaval político, social y cultural, provocado por la primera guerra imperialista; y así, esta partitura fue vecina –casi tête à tête- de obras como el Prometeo de Scriabin, Las campanas de Rajmáninov, El castillo de Barbazul de Bartók, Pierrot Lunaire de Schönberg, Dafnis y Cloé de Ravel y Elektra de Strauss. Quizá todas estas partituras tengan temáticas diversas; sin embargo, reflejan la originalidad de cada uno de sus autores. Aún así, todas ellas comparten un elemento común: la premonición de un cataclismo cercano y el reordenamiento de la sociedad, así como una señal muy violenta de alarma ante eventos desconocidos y ciertamente desesperanzadores. Para poder expresar ese ambiente de incertidumbre eran necesarias vías de divulgación muy intensas y expresionistas. En aquellos años surgieron corrientes artísticas de la preguerra de carácter burgués, muchas de ellas harto extremistas, como el Fauvismo, los Acmeístas de la poesía rusa y los futuristas. La sensación artística que propiciaron fue de un primitivismo muy crudo, original en exceso, con emociones exacerbadas y paisajes exóticos. Y esa es la misma atmósfera que propone La consagración de Stravinsky, que él mismo definió hacia 1910 –época en que concibió el ballet El pájaro de fuego- en estos términos: “...se alza el cuadro de un ritual pagano sagrado: los astutos ancianos están sentados en círculo y observan la danza previa a la muerte de la joven que están ofrendando como sacrificio al Dios de la Primavera para así obtener su benevolencia. Esto se convirtió en el tema de La consagración de la primavera.”
.jpg)
.jpg)
La comisión de La consagración le llegó a Stravinsky al igual que para sus otros dos ballets gracias a la solicitud que le hiciera Sergei Diaghilev, director de los Ballets Rusos de París. Dicha compañía presentó el nuevo ballet de Stravinsky en el Teatro de los Campos Elíseos de la ciudad luz el 23 de mayo de 1913, siendo protagonista de una de las historias más dramáticas en los anales de la música universal. Pierre Monteux dirigió en medio de un torrente de silbidos, gritos y abucheos de desaprobación; los bailarines debían tener cuidado de no ser golpeados por las butacas que el público, enardecido, arrancaba de sus lugares y lanzaban al escenario; el célebre Claude Debussy no sabía qué instrumento se escuchaba al inicio de la partitura (él decía que era un corno inglés, aunque lo correcto es un fagot); algunos asistentes más aventurados metieron a la sala del legendario teatro cláxones de automóviles para hacerlas sonar cual porra “cruz-azulina”. Esa noche, París se convirtió (aún más) en el centro artístico del orbe, y Stravinsky y su flamante ballet se transformaron en un par de ogros de filosos dientes y olor pútrido. A la salida del teatro, Stravinsky –como se puede imaginar- tuvo que salir custodiado por sus seguidores y al preguntársele su opinión del escándalo, afirmó desconsolado: “Conozco esta música muy bien y tengo tanto cariño por ella que no puedo entender el proceder de la gente, protestando contra ella prematuramente sin escucharla con cuidado.”

Con esa premisa en mente, habiendo cruzado el umbral de un siglo y del tercer milenio, aún ahora la música de La consagración de la primavera de Igor Stravinsky nos suena no sólo enraizada en un primitivismo de la humanidad que parece no haber cambiado en absoluto, sino también nos permite acceder con cada uno de sus complicados impulsos rítmicos y coloristicos a un mundo que ya no podrá transformarse, de una época que nos hizo sentir superhombres en el universo y que nos ha lastimado sin querer sentirlo. Es, pues, La consagración de Stravinsky el más intenso resumen sonoro del siglo que parecía nunca iba a terminar.
JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ

Caricatura de Stravinsky realizada por Gerard Hoffnung
Etiquetas: Musique Classique
jueves, marzo 15, 2007
Hoy!!!!
miércoles, marzo 14, 2007
... A todos nos llega el momento...

Etiquetas: novios
miércoles, marzo 07, 2007
El pensamiento del día ES...
sábado, marzo 03, 2007
Gracias!!!
viernes, marzo 02, 2007
Historia harto verídica
Un día, L me habló super contenta a mi casa: “Ya tengo novio guey… y te va a encantar, está guapísimo y super buenote…” Pues bueno, la verdad yo me alegré por mi amiga, aunque yo estaba tristón, sin chavo, pero eso sí con una cantidad de trabajo que no me permitía andar conociendo gente así porque sí.
Total que un día L me invitó a cenar con su nuevo novio, que de aquí en adelante mencionaré como JR. La verdad cuando llegué al restaurante donde quedamos de vernos (La Góndola de la Zona Rosa, que ya dejó de existir) me fui inmediatamente de nalgas. El niño estaba hermoso para mi gusto, con ojos encantadores y una sonrisa encantadora hasta decir basta. Un poco más bajito que yo, de cuerpo super bien formado, iba vestido con unos jeans negros, una playera blanca y un saco sport color gris. Wow… Todavía me acuerdo cuando L me lo presentó y él me dio la mano, apretándome la mía. Cenamos rico aquel día. Yo, en mi calidad de cerdo en potencia, me tragué tremendo osobucco con linguini. Como hubo mucha confianza, L y yo relatamos cosas que –indefectiblemente- le hicieron ver a JR que yo era gay. Aún así, nos reímos, platicamos super bien, en fin. En un momento yo le pregunté a JR a qué se dedicaba: “Soy futbolista, estoy empezando con el Cruz Azul”. Nooo, pues con eso tuvo bastante para ganarse mi admiración y mi profundo morbo interior. Ya le platiqué que yo vivía a media cuadra de su estadio, que jugué futbol de chavo, etc etc etc.
Total, que así fue el primer encuentro y mi amiga estaba super emocionada con su nueva adquisición.
Pasaron las semanas y por ahí de mayo ella me llamó un día y me dijo “Oye, JR quiere que nos veamos los tres en mi casa”. Bueno, pues me pareció extraordinaria idea, ya que además de todo ya había visto en la televisión las furtivas participaciones de este muchacho con el Cruz Azul y me parecía tan cachondo en shorts como también de tipo común y corriente. L vivía por San Fernando, en el rumbo del famoso velatorio… cerquita de un cine chiquito abandonado. Fui a encontrarme con ellos, y llevé de regalo uno de mis obvies de ese entonces: una botella de vodka polaco Zubrovka. El encuentro fue harto amigable. Platicamos muy rico, pusimos música, pero con el vodka L se empezó a poner cachonda y JR, que según esto no bebía, comenzó a calentarse de una manera muy extraña. Yo nada más estaba viendo hasta que L, de una manera muy dominante y puntual nos dijo: “Me quiero acostar con los dos”. ¿Yo? ¿Con una de mis mejores amigas?? La verdad, estaba tan borracho y su novio se me antojaba tanto (L era y sigue siendo una mujer bastante guapa) que decidí tomarle la palabra. JR estaba super caliente y, casi sin escuchar lo que su novia había propuesto, la tomó con un brazo por la cintura y a mi de un brazo para irnos a la recámara. El acto fue intenso y diferente para los tres. Durante largo rato JR se cachondeó a L, los dos quitándose la ropa, y yo sólo observando. Por supuesto, mi mano agarraba mi miembro que estaba poniéndose demasiado duro y muy caliente. Mis manos me temblaban, pero de pronto JR me dijo: “Métemela…” Y las cosas se pusieron mejor. Tomé un tubo de lubricante, me embarre el pene de forma muy abundante (eso sí, sin condón… muy irresponsable) y comencé a excitar su culo mientras él, en posición de perrito, le metía sus dedos y su lengua en el sexo de L. Finalmente lo penetré. L cambió de posición y se puso debajo de él para meter en su boca el pene de su novio, que jadeaba cada vez más y respondía a los estímulos de los dos de una forma extraordinaria. Cuando la excitación llegó al máximo sólo sentí como mi semen comenzó a correr dentro de su ano mientras él gemía y terminaba en la boca de L. Cansados, y un poco apenados, los tres nos aseamos y yo me despedí muy respetuosamente de JR y de mi amiga, que estaba despeinada, pero muy contenta. Era domingo por la noche, recuerdo bien que JR dijo que se quedaría ahí a dormir, pues mañana entrenaba en La Noria a mediodía. Antes de despedirnos, él me pidió mi teléfono y me mencionó que cuando entrenaran en el Estadio cercano a mi casa me echaba un grito… Yo, no le creí.
Días después L y yo platicamos en el teléfono de lo que habíamos hecho, primero avergonzados y después nos cagamos de la risa pues habíamos compartido un momento intenso y muy disfrutable.

Así, los dos con un vaso de jugo en la mano, comenzamos a platicar más o menos así:
- Y… qué onda? Cómo vas con L?
- Bien, muy bien, la verdad estoy muy enamorado de ella
- Sí, lo sé. Ella te quiere también.
- Sí, y ella a ti. Habla muy bien de ti.
- Sí…
- Y… yo te gusto verdad guey?
- (silencio)
- …se nota a leguas, pero no te apures…
- Hijole, qué pena…
- …tu también me gustas… me encantó como me cogiste el otro día…
- (silencio)
- …ahora yo te quiero coger…
Acto seguido, sólo vi como la cara de JR se acercaba a la mía para darme un beso en la boca. Sentí repentinamente como una ligera barba crecida me rozó mi cara y sus labios se confundieron con los míos, y mi lengua comenzó a jugar con la suya. Lentamente dejamos los vasos en el suelo y nuestras manos comenzaron a explorar los cuerpos de ambos. De pronto, una de mis manos rozó nerviosa su entrepierna y noté que su pene estaba erecto, muy duro. Entonces, nos recostamos sobre el futón y comenzamos a juguetear. Cuando mis manos ya estaban ansiosas recorriendo su espalda debajo de su playera y llegaban hasta sus nalgas, recuerdo que JR tomó mi cara con sus dos manos y me dijo: “Te quiero coger riquísimo…” Entonces nos levantamos, nos fuimos a la habitación y le quité la ropa y él la mía. Ahí, finalmente, tenía ese par de piernas de futbolista que había visto varias veces en la tele y que de manera muy alcoholizada tomé con mis manos para deslizar mi pene en su culo. Unas piernas firmes, con vello ligeramente rubio y un miembro erecto, duro, caliente, brilloso, lubricando. Las posiciones fueron varias, él me la comió y yo también a él. Mis manos tomaban sus muslos de una forma frenética mientras que él introducía sus dedos en mi culo, excitándome. De pronto, me acostó en la cama, abrió mis piernas, ensalivó su pene y comenzó a introducirlo dentro de mí (sí, irresponsablemente sin condón). Así empezó a cogerme, cambiando un poco de posición, hasta que cuando estábamos muy agitados sacó su pene de mi, lo acercó a mi cara y terminó abundantemente en mi boca, mientras que yo lo hacía sobre una de sus piernas.
Recuerdo perfecto su cara después de que eyaculó… sonreía, con su frente brillosa por el sudor, jadeaba y no deba de decir “uta madre, uta madre, pinche Chema…” Todo terminó muy bien, sin sentimientos de culpa ni nada, nos aseamos en el baño, él comenzó a bromear y reímos un poco. Al salir de mi casa, me tomó de la nuca, me dio un profundo beso en la boca y así me quedé ahí solo, cogido pero muy contento.
Un par de semanas después L, JR y yo salimos a cenar. Pero el encuentro fue tenso. Ella, al parecer (y afortunadamente) no sabía nada del encuentro de su novio y mío, pero JR se mostró preocupado, me veía angustiado, no estaba del todo bien.
Esa fue la última vez que los ví juntos.
L y yo nos vimos mucho tiempo después. Ya había tronado con JR, quien poco a poco se convertía en un futbolista más importante. Pero por cuestiones del destino, L y yo poco a poco comenzamos a distanciarnos.
L es una gran actriz. Ganó dos Arieles por un par de películas en las que hizo papeles muy importantes y ahora sale en conocida novela de la noche en un importante canal de televisión. Según sé, se casó con un señor bastante mayor a ella (un francés, con bastante lana). JR se convirtió en un jugador importante del Cruz Azul, y después se fue a Santos, al Necaxa y creo que al Morelia, además de ser seleccionado nacional en el mundial del 2002. Y gracias a las publicaciones futboleras bien sé que se casó y tiene tres hijos, dos niñas y un niño.
Hace un par de semanas, en el lujoso hotel que está a la vuelta de la esquina de mi casa, noté una noche de viernes que había dos autobuses de equipos de futbol. Uno de ellos era de Chivas y el otro del Querétaro. Y obviamente sabía que JR ahora juega en el Querétaro, junto a dos o tres nacotes que me encantan. El sábado siguiente, como a mediodía, decidí ir a pasearme por el lobby de ese hotel, con la insistencia de ver a los nacotes que me gustaban. Así, encontré a uno de ellos, el chaparrín E M. Lo saludé, platique poco y de pronto ví que salía JR… bastante más calvo, con el poco pelo que le queda decolorado, pero muy muy guapo. Volteó a verme y su cara se transformó. Tenía un rictus de sorpresa pero también de nerviosismo. Me dio la mano, vacilante se acercó para darme un abrazo, me preguntó como estaba, hasta que me tomó por los brazos, sonrió ya más tranquilo y me dijo “Uta… qué gusto verte cabrón…”
